martes, 9 de marzo de 2010

CRUZANDO EL PASILLO DE LAS EMOSIONES (Crossing the hall of Emosion)


Ayer dejé a mi hija en su sala del Primero Básico y luego de dar un rápido vistazo al conjunto salí satisfecho por la impresión que me dejó Colegio en el primer día de Clases. La salita que les tocó estaba remozada, ordenados los pupitres en grupos, con sus nombres y en general con muy buena iluminación (sol del norte). Me gustó que la sala de clases estuviera al fondo, casi rematando el pasillo de circulación, ya que esta ubicación otorga un tiempo y una perspectiva al peatón que puede ser muy beneficiosa, como vivencia, para las niñas que salen del preescolar.

Este corredor, columna vertebral del Establecimiento, se transformó durante el retorno a clases en un verdadero pasillo de manifestaciones de afecto. En este espacio las niñas de los cursos superiores se reencontraban con abrazos y también con lágrimas en los ojos. De seguro había mucho que comunicar luego de la gran emoción, que producto de los últimos acontecimientos, se hallaba cargada en ellas. Por cierto que en el día a día las vivencias en este pasillo serán un elemento potente para la nueva introducción de las niñas al interior su propio Colegio.

La verdad es que hay que reconocer que el último remezón de la naturaleza fue bien fuerte, y si se conmueven de esta manera las potencias de la tierra, el mar y también las estructuras de hormigón armado de los edificios, es natural que también nosotros nos conmovamos. Por esta razón es normal que ahora el tiempo nos pille, también a nosotros, cruzando este pasillo de emociones y de esta manera queramos comunicar a los demás nuestros afectos. Considerando esto como algo muy positivo para todos, me permito publicar las impresiones de nuestro amigo Jaime Hernández, papá de Esperanza, cuyo pensamiento él desea compartir con el Curso:

la Gran Duna en Liwa (Emiratos Arabes)
Hemos visto que después del terremoto el País ha recibido una valiosa ayuda de países emblemáticos, quedándonos mudos por esta generosa actitud. Creo que el sentirse satisfecho de haber ayudado te hace crecer espiritualmente y queda una sensación que a lo mejor nunca más en tu vida se te va a olvidar este pequeño gesto...

Paso a contar mi experiencia personal. Estando en Emiratos decidí un día ir a visitar unas lejanas dunas ubicadas en Liwa, que el atractivo es que son las mas enormes de la región y el camino son kilómetros y kilómetros de verdadero desierto y el flujo de vehículos es casi cero (solo en ocasiones hay eventos de 4x4). Pero ese día iba tranquilamente disfrutando el paisaje y de repente me llamo la atención, mas adelante, un vehículo estacionado al borde del camino y una persona agitando sus brazos en señal de ayuda. Me detuve y mi primera gran barrera...el lenguaje...el hablaba en árabe y yo a lo mas entendía ingles. Pero no faltaron las palabras para entender que tenía un neumático pinchado, no tenia una llave para sacar las tuercas de la rueda para poder poner la de repuesto y hacia horas que nadie pasaba para poder ayudarlo. Rápidamente saque las herramientas necesarias y pude con gusto ayudarle a ponerse nuevamente en viaje. Recibí la mas grande de las satisfacciones, al ver a ese hombre entregarme sus infinitas gracias en su idioma y gesticulaciones con sus manos llevándolas a su corazón.

Yo mirando al cielo di las gracias a Dios por darme la oportunidad de ayudar y ese hombre que le daba a Alá las gracias por enviarle a una persona para asistirlo. Esa fue la experiencia más enriquecedora que he tenido de ayudar a alguien, sin importar raza, idioma, credo o religión. Porque Dios y nuestra Madre nos guía para que hagamos el bien no importando a quien. Y es momento también de ayudar y cooperar con los damnificados por el terremoto, para que sientas esa alegría de ayudar al que lo requiere.
Jaime.Fin.

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