Aquí se trabajo mucho. Estas fueron las palabras de la Hermana Daniela (Directora del Colegio Mariano) que sintetizaron la bella actuación de nuestras niñas, en su representación de Isla de Pascua, el once de septiembre pasado. Luego de esta aclaración estalla un doble y merecido aplauso, de parte de la audiencia presente, que corona el esfuerzo de las Educadoras en la preparación del acto y que premia el entusiasmo y desemboltura de nuestras hijas.
Pero hay algo en este esfuerzo que lo hace parecer, aun mas interesante y novedoso. Si vemos las cosas con ojos sobrenaturales (a la altura de la fe), podemos rescatar un valor agregado que estaba oculto en el ambiente pascuence de la danza y de la muestra artística en general. Nuestras Hijas bailan en grupos alrededor de tres simpaticas figuras que representan los mohais de la Isla de Pascua. Estos tres mohais tienen sus ojos claramente pintados, aspecto que para la Cultura de Rapa Nui es muy importante, ya que un mohai con ojos deja de ser sólo una escultura sino que se transforma en un ser con vida. Pero de que vida estamos hablando aquí: por cierto de aquella vida que fue atraída por un trabajo hecho con amor, fíjense en el esfuerzo. Yo creo que en este ambiente, cargado con Papas y Mamas espectantes, las Hermanas como testigos y la presencia espiritual de la Mater, no podía quedar ausente la presencia de Dios, tres veces santo, como invitado especial y que permaneció misteriosamente oculto, por un momento, en el esmero de un trabajo a quien nuestras hijas también ofrecen su baile. Fin.
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