miércoles, 1 de julio de 2009

SERVUS MARIAE NUNQUAM PERIBIT


Mateo 7, 24-27

El que escucha mis palabras y las practica es como un hombre inteligente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia a torrentes, sopló el viento huracanado contra la casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenia los cimientos sobre la roca. En cambio, el que oye estas palabras sin ponerlas en práctica, es como el que no piensa, y construye su casa sobre arena. Cayó la lluvia a torrentes, soplaron los vientos contra la casa, y esta se derrumbó con gran estrépito.

Estimados Apoderados del Kinder:

Desde hace un tiempo más o menos largo había estado viendo las cosas algo desenfocadas, tengo una miopía muy leve, sin embargo la cédula de conducir me indica que debo utilizar lentes ópticos cuando decido ponerme al volante. El asunto es que sin querer rompí el marco de mis lentes y no volví a utilizarlos (por pura comodidad) durante más o menos un año. Aburrido de no poder leer con claridad los letreros de las calles decidí recurrir nuevamente a ellos previa restauración. Aquellos que tienen problemas a la visión comprenden bien la diferencia entre ocupar o no ocupar lentes ópticos, cuando la ventaja del uso de este accesorio está a la vista. Yo personalmente comprobé la verdad de esta afirmación cuando entré a rezar un día al Santuario Cenáculo de la Providencia, con mis lentes arreglados, luego de dejar a mi hija en el Colegio.

Lo que paso fue que al entrar al Santuario, con mis lentes puestos, llamó mi atención la elaborada factura del retablo emplazado al fondo del Altar y que enmarca la imagen, que todos conocemos de la Mater con el niño Jesús en brazos (recién ese día empezaba a ver y apreciar los detalles de este hermoso trabajo en madera). Sin embargo mi mirada se detuvo en un letrero, ubicado en el mismo retablo, que con letras iluminadas y en latín escriben la siguiente frase: SERVUS MARIAE NUNQUAM PERIBIT, que en español quiere decir: UN SERVIDOR DE MARÍA NUNCA PERECERÁ. Al leer claramente estas palabras entendí cuan importante es tener una visión nítida de las cosas, con lo cual uno es capaz de captar la potencia de un mensaje como este. Para mi eso fue un descubrimiento importante y muy esperanzador, en especial cuando uno siente que hay peligro de perecer en distintos ámbitos de la vida (perecimiento en el sentido de derrumbamiento o ruina, además de la misma muerte). Porque si este mensaje se lee en el contexto del Santuario Cenáculo, el Colegio y además poniendo los ojos en la Mater con Jesús en brazos, uno entiende que esta escritura va dirigida, muy especialmente, a los padres de familia y a nuestra propia casa u hogar.

Entre las letanías de la Santísima Virgen María se dice, entre otros muchos halagos dirigidos a la Madre de Dios, lo siguiente: Madre del Buen Consejo. Entonces cuando este mensaje escrito en latín nos dice que un servidor de María nunca perecerá, entendiendo por servicio la conocida misión de construir el reino de Jesús al interior del mundo, no es difícil entender que si cumplimos con nuestra tarea de cristianos (el hacer lo que Cristo nos diga), recibiremos a cambio los buenos consejos y gracias de nuestra querida Mater en el Santuario y de esta forma nuestra casa y nuestra familia estarán a salvo de perecer.

Puede que alguien me diga con mucha razón (en el entendido de que este mensaje pertenece al Santuario antes de que yo naciera): Oye Marcelo te pusiste lentes ópticos y descubriste América. Bueno es verdad, sin embargo creo por mi parte que lo valioso de este hallazgo es el hecho de que este tesoro se me ha cruzado, por casualidad y para mi fortuna, cuando mi hija se encuentra recién en Kinder y no en Cuarto Medio, cuando la tarea de familia ya esté casi hecha. Fin.

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