sábado, 23 de mayo de 2009

AYUDA PARA LOS PAPAS


Estimados Apoderados del Kinder A y B:


A continuación van prácticos consejos de Marcela Alomar, Coordinadora del Preescolar, para la educación de nuestros hijos:



QUE SUS NIÑOS ENCUENTREN REPOSO EN LAS RUTINAS:

Las rutinas juegan un papel esencial en la vida de los niños, son ese marco estable LLENO DE AMOR que le da la seguridad de que todas sus necesidades van a ser cubiertas, eso le libera y le da sensación de control.


Cuando un niño hace cada día cosas diferentes está intranquilo o temeroso, no se despega de sus padres o de las figuras de referencia y eso hace que no explore, manipule ni aprenda demasiado del medio ambiente. Si esta situación se hace “normal” el niño probablemente tendrá un desarrollo más lento de lo común, siendo un niño inmaduro, o por el contrario se “disparará” en todas las direcciones dando lugar a la cada vez más común “hiperactividad”. Esa hiperactividad “estresante” es fruto del “no reposo”, la “no confianza” en el adulto que sabe lo que necesita y se lo va a procurar porque el niño es IMPORTANTE PARA EL.


Es esencial establecer HORAS FIJAS PARA LAS ACTIVIDADES CLAVES. Si todos los días sucede el mismo orden de cosas el niño sabe lo que viene, se prepara para ello y empieza a sentirse seguro y relajado.


TRATA DE VIVIR TU MISMO LO QUE ENSEÑAS A TUS HIJOS


- Dejo las cosas donde las encontré.

- Limpio lo que dejo sucio.

- Me lavo las manos antes de comer y después de ir al baño.

- Me como todo.

- Cuido las cosas de mi casa.

- Trato de estar arreglado.

- Aprendo algo, pienso algo, juego algo, canto algo y trabajo algo todos los días.

- Tengo un horario para acostarme.

- Guardo y ordeno lo que ocupé.



COMO INFLUYE EL TIPO DE CRIANZA QUE LE DOY A MI HIJO EN SU CONDUCTA


Cuando tenemos muchos niños juntos podemos percibir las distintas formas de conducta que tienen. Todos ellos responden de diferente manera a los estímulos de su entorno. Mucho de esa conducta tiene su explicación en los estilos de crianza que brindan los papás. Según sea el tipo de crianza, los niños mostrarán patrones de conducta determinados. Pero también hay que tener en cuenta que los papás no son autoritarios, permisivos ni democráticos todo el tiempo. Somos seres humanos y como tales nuestra forma de actuar frente a la conducta de nuestros hijos puede variar. Conociendo cada uno de los tipos de crianza, sabremos mejor cuál es la que les conviene recibir y por qué, a nuestros niños.


Padres Autoritarios:


Los padres autoritarios le dan mayor valor al control y la obediencia sin cuestionamientos de ningún tipo. Intentan que sus hijos se conformen con un pequeño número de normas y si se portan contra ellas los castigan enérgicamente. Son más desprendidos y menos amorosos que otros padres de familia y sus niños son más descontentos, distantes y desconfiados. Estos niños son tan controlados que no pueden darse cuenta de sus méritos, pues están demasiado alertas sobre lo que sus padres harán.


Padres Permisivos:


Los padres permisivos se preocupan más por su propia forma de expresarse y regularse frente a sus hijos. Hacen pocas demandas y permiten que sus hijos vigilen sus propias actividades tanto como sea posible. No se consideran portadores de normas sino refugio de sus pequeños. Difícilmente castigan a sus hijos, consultan con ellos todas sus decisiones referentes a la conducta y les explican las razones de las pocas reglas que existen en sus hogares. No controlan ni exigen y son relativamente afectuosos. Sus hijos son inmaduros para su edad y reciben tan poca orientación que a menudo son indecisos y ansiosos sobre si están haciendo lo correcto.


Padres Democráticos:


Los padres democráticos respetan la individualidad del niño pero también consideran vital inculcarles los valores sociales. Guían las actividades de los hijos de manera racional, viendo las consecuencias más que el miedo de los niños al castigo o a la pérdida de su amor. Si tiene que ejercer un control firme explican siempre las razones de su posición y estimulan el intercambio verbal. Confían en su propia habilidad para guiar a sus hijos, respetando sus intereses, personalidad y opiniones. Son amorosos, consistentes, exigentes y respetuosos de las decisiones independientes de sus hijos. Son firmes en las normas y castigos limitados. Los niños así educados son los más maduros, confiados en sí mismos, autocontrolados, positivos, contentos y exploradores. Se espera que se desempeñen mejor en la escuela, que cumplan compromisos, que sean participativos en los deberes y en la diversión familiar y que se sientan satisfechos de tener responsabilidades.Fin

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