Recuerdan Uds a Kwai Chang Caine, el monje chaolín que viajaba por tierras del Viejo Oeste en la inolvidable serie televisiva Kun Fu. Bueno, evocando la tranquilidad con que este personaje enfrentaba los problemas, utilizando para ello su sabiduría en el manejo de las artes marciales y las lecciones, que del tesoro de su interior extraía para influir en forma positiva su manera de actuar, se me viene a la mente la imagen del mismísimo San José papá de Jesús. Dicho lo anterior, en el contexto de la tranquilidad que habitaba en ambas personas, ya que todos sabemos que San José no usaba dragones grabados a fuego en sus antebrazos.
Sin embargo entre el personaje de Kun Fu y el Patriarca San José pareciera que existe una similitud operativa al instante de tener que resolver los inconvenientes. Navidad es un tiempo complicado para todos. Para San José también debió ser un momento particularmente estresante. Imaginen a un hombre viajando en burro con su mujer parturienta bajo el sol del desierto, sin tener donde hospedarse y parientes a quien recurrir. Luego la alternativa de habitar un pesebre, arreglado para animales y sus corrientes miserias, más que para atender a una mujer de cuarenta semanas de embarazo y que va a dar a luz un hijo.
Sin embargo San José no desespera, tiene esa riqueza a lo Kun Fu, no en la experiencia depositada en lecciones de eminentes maestros, sino en la Fe depositada en Dios. El mismo Dios que en el momento justo hace vencer, con el humilde recurso de una piedra, a David en lucha frente al gigante y armado Goliat. San José, como hombre operado de los nervios, habrá ubicado correctamente los animales, ventilado el pesebre y separado la mejor paja para la cuna del niño y el descanso de su esposa. Con la naturalidad de quien se pone al servicio de los demás, buscando ganar ventaja de lo hay o lo que se le puede dar. Conservando de esta manera la paz necesaria para poder colaborar, sin miedo, al momento de la llegada del milagro de la Natividad. Por este motivo es muy acertado decir siempre y particularmente hoy: San José, danos tu paz y amor en esta Navidad.
Sin embargo entre el personaje de Kun Fu y el Patriarca San José pareciera que existe una similitud operativa al instante de tener que resolver los inconvenientes. Navidad es un tiempo complicado para todos. Para San José también debió ser un momento particularmente estresante. Imaginen a un hombre viajando en burro con su mujer parturienta bajo el sol del desierto, sin tener donde hospedarse y parientes a quien recurrir. Luego la alternativa de habitar un pesebre, arreglado para animales y sus corrientes miserias, más que para atender a una mujer de cuarenta semanas de embarazo y que va a dar a luz un hijo.
Sin embargo San José no desespera, tiene esa riqueza a lo Kun Fu, no en la experiencia depositada en lecciones de eminentes maestros, sino en la Fe depositada en Dios. El mismo Dios que en el momento justo hace vencer, con el humilde recurso de una piedra, a David en lucha frente al gigante y armado Goliat. San José, como hombre operado de los nervios, habrá ubicado correctamente los animales, ventilado el pesebre y separado la mejor paja para la cuna del niño y el descanso de su esposa. Con la naturalidad de quien se pone al servicio de los demás, buscando ganar ventaja de lo hay o lo que se le puede dar. Conservando de esta manera la paz necesaria para poder colaborar, sin miedo, al momento de la llegada del milagro de la Natividad. Por este motivo es muy acertado decir siempre y particularmente hoy: San José, danos tu paz y amor en esta Navidad.
FELIZ NAVIDAD PARA TODA LA FAMILIA DEL KINDER
Y PROSPERO AÑO 2010. Fin.