lunes, 13 de julio de 2009

EL IMPULSO TRAS UN SACRAMENTO COMPARTIDO

Miren todos, Ellos solos, pueden más que el amor y son más fuertes que el olimpo (Fito).
Juan 3,1-8

Había un fariseo, llamado Nicodemo, judío influyente. Este vino a El de noche y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios enviado como maestro, pues nadie puede hacer los prodigios que tu haces si no esta Dios con él”. Respondió Jesús y le dijo: “Te aseguro: quien no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Díjole Nicodemo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar de nuevo en el seno de su madre y nacer?” Respondió Jesús: Te aseguro: quien no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo nacido de la carne carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. No te extrañes que te diga: “Os es preciso nacer de nuevo”. El viento sopla donde quiere y oyes su voz, pero no sabes de donde viene ni a donde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.

Estimados Apoderados del Kinder:

Imaginen por un momento que el matrimonio (en este mundo) durara el tiempo que transcurre entre que el marido y la mujer, tomados de la mano, abandonan lentamente la Asamblea, desde el altar hasta la puerta de salida del templo. La novia emocionada saludaría a su familia y amigos, mientras los presentes aplauden a los esposos recién casados y les lanzan arroz. Ya fuera de la Iglesia el mismo Sacramento del Matrimonio delicademente los tomaría, como en una nube a la cual ellos voluntariamente desean entrar, para luego ser elevados, en presencia jubilosa de todos los testigos presentes, para llevarlos hasta el mismo cielo.

Imaginen por un momento a una persona la cual entrada cierta edad decidiera nacer de nuevo, pero desde arriba. Mirando este hombre en dirección al seno de su Madre Iglesia y convencido en el poder del Espíritu Santo, elegiría una mujer, clara como un chorro de agua, y pediría para ambos la bendición del matrimonio. Para él ya no son dos sino que una sola carne . Una nueva vida para ambos.

Imaginen por un momento que la vida matrimonial transcurre como una aventura en globo. Muy en lo alto la unión de los esposos equilibra la canasta familiar, mientras el soplo del Espíritu Santo impulsa la nave hacia donde Dios quiere.

En nombre de todas las niñas del Kinder A y B y sus respectivos padres y madres, deseamos a Carolina De Garrido y José Bustamante que el amor de Dios (que es la dicha que no abandona) los acompañe en su matrimonio siempre.

Oh, Oh, Oh is magic, You Knoooooow. The End.

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